Hoy, 5 de septiembre, elegí traerles la historia de otra persona que admiro. Me refiero a la azafata india Neerja Bhanot, cuyas acciones heroicas dieron un ejemplo de sacrificio y valentía a millones de mujeres en un día como hoy hace justo 35 años.
Neerja Bhanot nació en Chandigarh, India, el 7 de septiembre de 1963, hija de Harish Bhanot, periodista del Hindustan Times, y Rama, dueña de casa. Había sido la respuesta a las largas oraciones de sus padres, que pedían por una hija después de haber tenido dos hijos, Akhil y Aneesh. Años más tarde, la familia se mudó a Mumbai, donde Neerja se graduó del colegio y empezó a trabajar como modelo, apareciendo en más de 30 avisos publicitarios en revistas y televisión.
A los 20 años tuvo un matrimonio arreglado y se mudó a Doha, Qatar. Al principio, la pareja parecía llevarse bien y se realizó la boda, pero casi tan pronto como ella llegó al hogar asignado él convirtió su vida en un infierno. Molesto por la falta de una dote, el marido de Neerja la sometía a malos tratos tanto físicos como psicológicos, obligándola a dejar de modelar, dejándola sin comida y reteniendo su dinero, al punto de que ni siquiera podía hacer una llamada telefónica sin tener que pedirle a él. Dos meses después del amargo matrimonio, Neerja tuvo que regresar a Mumbai para cumplir con un contrato de modelaje y aprovechó esa oportunidad para escaparse regreso a su casa, acompañada de una carta en la cual su marido exigía una serie de condiciones humillantes para dejarla volver. En lo que podría haberse considerado un escándalo para la sociedad india, ella volvió a vivir con sus padres y pidió el divorcio.
Aunque Neerja reanudó su carrera como modelo y tenía cada vez más éxito, todavía tenía hambre de más. A los pocos meses, la hoy extinta Pan American World Airways decidió emplear tripulaciones de cabina totalmente indias para su ruta Mumbai-Frankfurt, muy popular entre la gente de negocios, y empezó a contratar. Neerja vio la oportunidad, solicitó el trabajo y fue aceptada para ir a Miami para empezar su entrenamiento. Una vez allá, al demostrar ser una de las mejores aprendices y aprobar todas las evaluaciones, fue elegida junto con otras pocas más para viajar a Londres y recibir capacitación para ser jefa de cabina.
El 5 de septiembre de 1986, Neerja era la jefa de cabina en el vuelo 73 de Pan Am, un Boeing 747 que despegó de Mumbai con destino a Nueva York con escala en Karachi, Pakistán y por supuesto en Frankfurt, en la entonces Alemania Occidental. Justo cuando los nuevos pasajeros estaban embarcando en Karachi, cuatro hombres fuertemente armados, dos de ellos disfrazados de personal del aeropuerto, secuestraron el avión, disparando a los pies a las azafatas mientras uno de ellos tenía a Neerja agarrada del cuello con una pistola en la sien. Mientras esto pasaba, Neerja logró transmitirle el código de "secuestro" a una colega que estaba escondida, para que lo hiciera llegar a la cabina de mando. Sin que las azafatas lo supieran, el protocolo vigente para este tipo de situaciones era que los pilotos y el ingeniero de vuelo abandonaran el avión por la parte delantera para evitar que despegara. Esto quedó en evidencia cuando los secuestradores entraron a la fuerza a de la cabina de mando y la encontraron vacía. Sin pilotos, el avión quedó en tierra con más de 300 pasajeros a bordo, dejando a cargo a una aterrada Neerja .
Los secuestradores eran parte de la Organización Abu Nidal (ANO), una rama terrorista no reconocida del Movimiento de Liberación Palestina (OLP). El secuestro del vuelo 73 había sido en represalia por la Operación El Dorado Canyon, el bombardeo estadounidense de Libia ordenado por el presidente Ronald Reagan a principios de ese mismo año.
Una vez que los secuestradores se dieron cuenta de que no despegaban empezaron a exigir un nuevo piloto, tomando a un pasajero de rehén a punta de pistola. Cuando pasó una hora y no llegó nadie lo mataron, tirando su cuerpo a la pista. Después, cuando la situación ya llevaba varias horas, los terroristas exigieron a la tripulación que recolectaran todos los pasaportes. Aunque su manejo del árabe no era muy bueno, Neerja captó al escuchar sus conversaciones que su objetivo era matar a los pasajeros estadounidenses, y decidió que tenía que actuar. Siguiendo sus órdenes y arriesgando sus propias vidas para proteger a los pasajeros, las azafatas escondieron los pasaportes estadounidenses que iban recolectando, algunos debajo de los asientos y otros en la basura. En un momento dado, después de muchas súplicas a los secuestradores, se les permitió servir café y sándwiches. Neerja aprovechó esa oportunidad para sacarle una página a su manual y entregársela al pasajero sentado en una de las salidas de emergencia, indicándole que la abriera tan pronto como ella le diera una señal.
Después de 17 horas con el motor en marcha, el generador del avión se quedó sin batería y se cortó la luz en la cabina, causando pánico. Pensando que era un contraataque militar, los terroristas anunciaron que era el final y abrieron fuego indiscriminadamente. En medio del caos, Neerja por fin le gritó al pasajero que estaba sentado junto a la salida de emergencia que la abriera, mientras ella abría otra y empezaba a empujar a la gente por el tobogán. Aunque podría haber sido la primera en saltar, ella se negó a dejar el avión hasta que todos los pasajeros hubieran sido evacuados. Cuando vio que tres niños que viajaban solos seguían adentro, Neerja los guió hasta la salida de emergencia, pero mientras los estaba empujando por el tobogán quedaron atrapados en medio las balas, que le dieron a ella en el brazo, la cadera y la cintura al ponerse por delante para proteger a los niños. Justo cuando estaba a punto de ponerse a salvo, uno de los terroristas la tomó por el pelo y le disparó a quemarropa en la nuca.
Una vez que la evacuación había terminado, los tripulantes se reunieron en la pista y notaron que su jefa no estaba. Dos de ellos regresaron al avión y encontraron a Neerja sangrando profusamente, todavía en su puesto. Después de que la ayudaran a bajar por el tobogán, pudo caminar hasta una ambulancia casi sin asistencia, pero antes de que pudiera recibir atención médica Neerja murió por sus heridas. Estaba a sólo dos días de cumplir 23 años.
Pero su historia no termina ahí. Al año siguiente, Neerja fue galardonada póstumamente con el Ashok Chakra, el mayor reconocimiento del gobierno de la India a la valentía en tiempos de paz, lo que la convierte en la persona más joven y la única mujer en recibirlo hasta la fecha. También recibió la medalla Tamgha-e-Pakistan en Pakistán, así como el premio al heroísmo de la Flight Safety Foundation en los Estados Unidos. Más recientemente, en el año 2016, se estrenó la película biográfica "Neerja", ovacionada por los críticos, con Sonam Kapoor en el papel principal. Esta es por lejos una de mis películas favoritas de todos los tiempos.
Quizás una de las razones por las que admiro tanto a Neerja Bhanot es porque no era ni una gran activista, ni una persona famosa con una gran plataforma para hablar contra la injusticia. Era una joven cualquiera que, al enfrentarse a circunstancias extraordinarias, mostró cualidades extraordinarias. Tanto en la vida dejando a su marido, como en la muerte salvando a sus pasajeros, superó con creces de lo que se esperaba de ella y, como dije al principio, dando el ejemplo a otras jóvenes y niñas de lo que es la verdadera valentía. Por eso, en su aniversario, le dedico este artículo.
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